Comentario de la Editrora
Es muy flashero,
pero tremendamente auténtico.
No es un cuento sencillo porque el
lector construye el 90 % de la historia.
Un diario es algo íntimo, sin rebuscamientos. Me
fascinan los cortes abruptos, los cambios sin sentidos, los vacíos,
las interrogantes, sus sentimientos expresados así, libremente, sin demasiadas
estructuras.
El “Me fui” final es glorioso.
Me gusta la forma de manifestar el
existencialismo del personaje. El brillante protagonismo del arte en su
búsqueda del ser. Todos buscamos una identificación en la música, en la poesía,
en la pintura que exprese, por nosotros, lo que no podemos expresar. Me gusta
la imagen de los padres. Me gustan los personajes que se cruzan en su camino.
Pero lo que percibo en toda la historia es que este escape es un escape con
final para el personaje, que él sabe que se acaba, porque él no huye ni intenta
cambiar, él tiene problemas con el animarse a ser y a no ser. Porque él sabe lo
que quiere y de lo que huye y también que no hará nada para cambiar ese
compromiso. Está reprimido en mil sentidos, en sí mismo.
En otros cuentos se ve la
manifestación de la sociedad en tus personajes, el “deber ser”, en un enfoque externista, es
desde lo social hacia lo personal. En este cuento, particularmente, lo siento
al revés: es desde lo personal hacia lo social, un enfoque internista, viene
desde el interior del personaje hacia su alrededor. Él busca una relación con
esa realidad social, huye para encontrar respuestas, sin embargo, nunca
manifiesta una intención de modificar esa realidad. Busca una especie de
reconciliación en sus frustraciones. Acepta lo que no quiere y también acepta
el no poder tener lo que quiere.
Está genial. /NP