Un día de pesca




Comentario de la Editora

Y sale a flote la militancia peronista. En alguna clase de tango de cierto profesor que tango escuché varias veces historias de “El balón”, de “Argentinos Juniors” y alguna que otra data que me resulta familiar. Pero resulta eso muy interesante porque sitúa a lector en tiempo, espacio y costumbres de la época. Me gusta que sea un niño. En la forma de relatar hay un dejo de esa inocencia de saber que pasa algo, pero que no sabés qué es; como lo de los Falcon y los militares rondando por ahí.
Me gusta que el niño lo presencie, que en su inocencia entiende que algo pasa, pero no supone qué. Y acá sí me gusta que, en la medida que avanzás en el relato, adelantás el suceso y opinás. Al principio lo anunciás, después reconstruís y desglosás otros hechos que, si bien no son importantes, suman mucho, para volver a lo anunciado y develar el hecho.
Es sencillo y contundente. Tenés una  reflexión, el lector está en una obligación moral de reflexionar, de no obviar que estas cosas sucedieron, de no olvidarlas. Y me gusta esa pincelada política que le diste. No hablás de Perón ni de sus ideas, hablás realmente de los peronistas. No presentás el cuento a favor de los peronistas, sino en contra de la represión y de los abusos militares. Vuelve esa parte humana, los derechos humanos escondidos en alguna parte. Manifestás esa censura militar y la construcción de un imaginario social, con sus códigos de comportamientos sociales manifestados en la clase obrera, que quizás combate, pero acata las reglas. /NP

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